Blog personal

El dolor como reencuentro con uno mismo

Hace algunos días una mañana me levanté con mi cuerpo contracturado y con mucho dolor muscular en el cuello, casi no podía mover la cabeza, y sentí un cansancio demoledor, porque así es como me sentía, en estado de «demolición» para luego volver a armar una nueva estructura. Me sentí triste por haber llegado a ese estado, por escuchar más las voces del «debería hacer….» que pararme a respirar, descansar, nutrirme y respetar mis tiempos y mis procesos.

Antes lo que normalmente sentía frente al dolor o la enfermedad era rabia, sentía que había fallado, que yo NO PODÍA estar enferma, me rebelaba a tener que parar, me rebelaba frente a mi vulnerabilidad; no era capaz de aceptarla ni sentirla.

Indagando en mi infancia he reflexionado sobre mi historia con el dolor y la enfermedad, recuerdo que lo que ocurría normalmente cuando enfermaba y tenía que hacer reposo en cama era que estaba sola en mi habitación mirando TV, y que mi madre sólo entraba a traerme comida, darme los medicamentos o tomar la temperatura. De mi padre no tengo recuerdos en esos momentos. Me sentía sola y no era capaz de expresarlo y mi cuerpo hablaba por mi. También recuerdo que mi madre siempre decía que a ella no le gustaban los enfermos, que no era enfermera como para tener que estar atendiendo enfermos, y claro, era un mensaje que a mi me llegaba como un «no puedo enfermar», porque efectivamente no había nadie que me acompañara en esos momentos de vulnerabilidad.

Ese vacío aún me acompaña y me cuesta mucho pedir ayuda.

Hoy en día esa rabia se ha ido transformando en tristeza y sobretodo en una oportunidad para reencontrarme conmigo misma. También lo vivo como una oportunidad para reconectar con la ternura, para tratarme a mi misma con respeto, dulzura y alegría, para permitirme estar cansada y comunicárselo a las personas que me rodean, porque he estado tan acostumbrada a responder siempre «estoy bien» cuándo alguien me lo pregunta, porque ahora aprendo a aceptar mi vulnerabilidad y mi dolor dándole espacio en mi vida.

Para mi el dolor y la enfermedad comienzan siempre con un sobreesfuerzo, que puede ser de carácter físico, psíquico o emocional. Aparecen cuando no permitimos al cuerpo descansar, cuando intentamos controlar las circunstancias de nuestras vidas a través de la razón o cuando tenemos que reprimir ciertas emociones para adaptarnos a lo que socialmente se considera como un comportamiento adecuado, en definitiva el dolor y la enfermedad aparecen cuando nos negamos a nosotros mismos, cuando dejamos de sentirnos, comenzamos a vivir en la ilusión del control y acallamos nuestras emociones. Pero ahí está nuestro maravilloso cuerpo, comunicándonos claramente que tenemos que parar, porque hay ciertos dolores que no dejan otra alternativa, te obligan a parar porque te imposibilitan el movimiento. Y eso es un regalo que ahora acojo con ternura.

Hoy deseo que puedas conectar contigo mismo/a, que puedas reconocer tus necesidades, darles espacio y respetarlas, deseo que te puedas tratar a ti mismo/a amablemente y que puedas disfrutar y aprender de las circunstancias de tu vida. Yo hace un tiempo he ido olvidando poco a poco todo esto, y ahora mientras escribo vuelvo a conectar conmigo misma.

Gracias por tu compañía.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s